En un dramático incidente en la región de Donetsk, al este de Ucrania, al menos 11 personas, incluidos cinco niños, perdieron la vida como resultado de un ataque ruso con misiles balísticos, cohetes y drones. El viernes por la noche, la localidad de Dobropillia fue testigo de una devastación significativa cuando los proyectiles impactaron en edificios residenciales y una instalación administrativa, además de dañar numerosos vehículos. El Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania reportó que el ataque dejó una estela de destrucción por toda la ciudad, incendiando al menos 20 viviendas y alcanzando incluso a un camión de bomberos durante las operaciones de rescate. La provincia de Donetsk, escenario de este trágico evento, ha sido uno de los focos más intensos de la ofensiva rusa, que en los últimos meses ha visto un aumento de la violencia con el frecuente uso de ataques aéreos.
Paralelamente, en la región noreste de Járkov, otros tres civiles murieron en un ataque con drones, según informó el ministerio del Interior de Ucrania, lo que subraya el aumento de los asaltos aéreos rusos en diversos territorios ucranianos. En reacción, las defensas aéreas ucranias lograron derribar 79 de los 145 drones lanzados durante la noche, así como interceptar uno de los misiles de crucero Iskander. Por el lado ruso, alegan haber derribado 74 drones ucranios en diferentes regiones del país, aunque no pudieron evitar que el ataque causara daños en la refinería petrolífera de Kirishi, una de las más grandes de Rusia, ubicada en la región de Leningrado. Estos incidentes subrayan la intensificación del conflicto, evidenciando un ciclo constante de violencia y repercusiones transfronterizas en medio de un panorama internacional de creciente tensión.
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