Jair Bolsonaro se ha vuelto a erigir en el epicentro del debate político en Brasil tras una multitudinaria manifestación en São Paulo, donde congregó a miles de seguidores días después de que el Tribunal Supremo acordara su próximo juicio por intento de golpe de Estado. Durante su discurso en la avenida Paulista, el exmandatario se presentó como víctima de una persecución, comparándose con líderes de derecha internacional como Marine Le Pen y Donald Trump. La concentración abogó vehementemente por una amnistía para los detenidos por el asalto a las sedes del poder en Brasília el 8 de enero de 2023. En medio del evento, se escucharon gritos de protesta contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el juez Alexandre de Moraes, encargado de los casos relacionados con el golpismo, mientras el inflable con la figura del magistrado era exhibido como símbolo de la resistencia bolsonarista.
El acto en São Paulo no solo subraya el carisma duradero de Bolsonaro, quien ha sido inhabilitado políticamente hasta 2030 pero aún mantiene un fuerte respaldo, sino que también refleja la creciente polarización política en Brasil. La protesta es vista como un termómetro del precalentamiento electoral hacia los comicios presidenciales de 2026, en un país donde el desgaste político comienza a mellar tanto la figura de Lula como la de Bolsonaro. Acompañado por siete gobernadores, entre ellos el popular Tarcisio de Freitas, quien hizo un llamado urgente a «pacificar el país» con una amnistía, Bolsonaro apuesta por movilizar a su base electoral mediante estos actos públicos y un discurso que desafía las instituciones. Frente al horizonte electoral, el escenario político es incierto: mientras Lula aún lidera las encuestas, un notorio sector del electorado brasileño opina que es tiempo de renovación en las principales listas partidistas.
Leer noticia completa en El Pais.