El petrolero ruso Vyazma quedó prácticamente inmovilizado en el mar de Alborán desde finales de mayo, después de haber participado en una misión de espionaje cerca de la costa británica. Las autoridades occidentales sospechan que la embarcación formaba parte de una operación de inteligencia para recolectar información sensible y evaluar movimientos estratégicos alrededor de las islas británicas. Este incidente subraya las crecientes tensiones en las relaciones internacionales, especialmente entre Rusia y las naciones occidentales, en un contexto donde las actividades de espionaje marítimo y la vigilancia naval se han intensificado.
En las últimas semanas, el Vyazma permaneció bajo vigilancia mientras las autoridades analizaban su presencia en aguas internacionales. La falta de movimiento del buque ha generado especulaciones sobre posibles problemas técnicos o tácticas dilatorias por parte de la tripulación rusa. Este suceso destaca la importancia de los mares como escenario de rivalidades geopolíticas y la creciente preocupación sobre la seguridad marítima en las fronteras europeas. A nivel diplomático, los gobiernos afectados evalúan respuestas adecuadas, buscando balancear la necesidad de seguridad con la cautela para evitar una escalada de conflictos.
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