En un intrigante giro del esqueleto de un thriller, «La huella del mal», dirigida por Manuel Ríos San Martín, se sitúa en el yacimiento de Atapuerca, en Burgos. La trama comienza con el hallazgo del cuerpo sin vida de una joven en una representación de un enterramiento neandertal, sugiriendo un asesinato ritual. Protagonizada por Blanca Suárez y Daniel Grao, quienes encarnan a dos policías con un pasado romántico y traumático, esta investigación reviviendo un caso no resuelto de seis años atrás se entrelaza con la rica historia de Atapuerca, marcada por descubrimientos arqueológicos sorprendentes, incluyendo restos canibalizados de homínidos y, más recientemente, un nuevo episodio de canibalismo datado en el Neolítico.
La narrativa se adentra en los oscuros vestigios de canibalismo en Gran Dolina y el nuevo hallazgo en la cueva El Mirador, que arroja luz sobre un conflicto social en lugar del habitual contexto de hambruna. Este descubrimiento, que involucra restos de once individuos datados en aproximadamente 5,700 años, refuerza la tensión entre grupos como un trasfondo de la violencia humana a lo largo de la historia. Atapuerca, reconocido como Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000, continúa sorprendiendo al mundo con hallazgos impresionantes, como los que alteraron las fechas del «primer europeo» y revelaron nuevas especies, reafirmando así su estatus como un enclave paleontológico de referencia y un escenario perfecto para la intrigante historia de la película.
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