Una reciente investigación de las Naciones Unidas ha arrojado serias acusaciones contra Israel, al señalar que el país tiene una política deliberada de destrucción del sistema de salud en Gaza, calificada como un crimen de guerra y contra la humanidad. Según el informe, que será presentado ante la Asamblea General de la ONU el 30 de octubre, Israel ha llevado a cabo ataques persistentes y premeditados contra profesionales e instalaciones médicas en la Franja de Gaza. Estas acciones, según la antigua comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, constituyen un exterminio. Además, la investigación documenta casos de tortura y asesinato consciente de personal médico, así como ataques a vehículos médicos y restricciones en los permisos para pacientes que necesitan salir del enclave para recibir atención médica.
La respuesta de Israel ha sido contundente, con su misión diplomática en Ginebra rechazando las conclusiones de la investigación, calificándola como un intento de deslegitimar al Estado y obstruir su derecho a proteger a su población. Sin embargo, las acusaciones continúan creciendo, con el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, denunciando que el ejército israelí ha impedido recientemente el acceso de misiones médicas a la Franja, obstaculizando la evacuación de pacientes en estado crítico y bloqueando el suministro de combustible e insumos imprescindibles para los hospitales locales. Adhanom ha manifestado en la plataforma X que, solo esta semana, siete misiones de la OMS fueron detenidas o rechazadas por las autoridades israelíes, evidenciando la complejidad y la gravedad de la situación humanitaria en la región.
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