En el callejero de Madrid, el topónimo «Moreras» se ha repetido en diversas ubicaciones, causando confusión entre los residentes y visitantes de la capital. Tres de estas referencias se encontraban en el camino de las Moreras en Moncloa-Aravaca, la calle de las Moreras en Puente de Vallecas y la plaza de las Moreras en Arganzuela. Con el objetivo de evitar malentendidos y clarificar la nomenclatura urbana, la Junta de Gobierno de la Ciudad de Madrid decidió el pasado 22 de febrero cambiar el nombre de la avenida de las Moreras por el de la Calle de Bernardo de la Torre Rojas. Esta vía, localizada en el barrio de Ciudad Universitaria, comienza en la calle de Ramiro de Maeztu y concluye en la avenida del doctor Federico Rubio y Gali.
Bernardo de la Torre Rojas, nacido en Écija en 1792 y fallecido en Madrid en 1875, fue un destacado militar y jurista. Ingresó tempranamente en el ejército de Infantería y a los 16 años ya había alcanzado el rango de teniente. Su participación en la Guerra de la Independencia le permitió convalidar sus estudios y obtener el título de abogado en 1814. Además, jugó un papel crucial en la expedición al Perú de 1817, durante la cual quedó manco a consecuencia de sus heridas.
En su carrera jurídica, De la Torre Rojas fue crucial en la redacción de importantes documentos como el Tratado de Londres de 1828. También desempeñó papeles significativos en la creación del Código Civil y la reforma de las Ordenanzas Militares, así como en la elaboración del Concordato con la Santa Sede. Su trayectoria militar alcanzó un alto nivel, sirviendo como auditor de Guerra, fiscal togado y ministro togado del Tribunal Superior de Guerra y Marina hasta su jubilación en 1835.
Sin embargo, su contribución más significativa se dio en el campo de la Ingeniería. En 1848, junto con el ingeniero Agustín Pascual, cofundó la primera Escuela de Ingenieros de Montes de España, ubicada en un castillo-palacio del siglo XV en Villaviciosa de Odón, Madrid. De la Torre Rojas no solo dirigió la institución, sino que también fue fundamental en la redacción de su reglamento orgánico.
Durante los cuatro años de formación en la Escuela, los estudiantes se especializaban en disciplinas esenciales para la ciencia forestal: matemáticas aplicadas en el primer año, topografía y ordenación del terreno en el segundo, ciencias naturales en el tercero, y materias forestales en el cuarto. Además, impulsó la creación del Cuerpo de Ingenieros de Montes en 1853.
Bernardo de la Torre Rojas también fue reconocido por sus aportaciones más allá de la Ingeniería. Fue socio honorario de la Academia de San Fernando, senador entre 1851 y 1868, y primer presidente de la Junta Consultiva de Montes. Su legado en el ámbito educativo y su impacto en la ingeniería forestal y militar siguen siendo valorados, lo que justifica plenamente que una calle madrileña lleve ahora su nombre.
Fuente: Diario.Madrid.es Moncloa – Aravaca