Alquilar un piso a un precio ligeramente inferior al del mercado puede ser una estrategia más rentable de lo que parece. A pesar de la tendencia de los propietarios a fijar rentas altas, optar por un precio un 5-10% más bajo no solo puede acelerar la búsqueda de inquilinos, sino que también fomenta una mayor estabilidad y rentabilidad en la inversión. En un entorno competitivo, un inmueble bien valorado puede alquilarse en cuestión de días en vez de meses, lo que minimiza los costos de vacío y maximiza el retorno de la inversión.
Además, esta estrategia permite seleccionar inquilinos más solventes y responsables, reduciendo así la posibilidad de impagos y problemas de convivencia a largo plazo. Los propietarios que ofrecen precios justos también pueden beneficiarse de ventajas fiscales, como reducciones en el IRPF, y contribuir a un mercado de alquiler más equilibrado, donde el acceso a viviendas dignas se vuelve más sostenible. Esto no solo mejora la reputación del propietario, sino que también lo protege de conflictos legales derivados de regulaciones cada vez más estrictas sobre el alquiler.
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