Adam Keller, veterano activista israelí de Gush Shalom, mantiene una postura fervientemente contraria a la ocupación israelí y a la guerra en Gaza, contrastando con su entorno en Tel Aviv. Desde su rechazo al servicio militar en 1988 hasta sus actuales protestas contra la violencia, Keller destaca la necesidad de un enfoque humanitario y una resolución pacífica del conflicto palestino-israelí. Critica tanto las acciones destructivas de Israel como la brutalidad de Hamás, e insiste en que la única salida viable es una fuerte presión internacional para la creación de un Estado palestino, algo visto con escepticismo pero no imposible.
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