El Ayuntamiento de Madrid ha implementado una novedosa medida que prohíbe el uso de vehículos de combustión interna en el centro de la ciudad a partir del 1 de enero de 2025. Esta decisión busca reducir las emisiones contaminantes y mejorar la calidad del aire en la capital, alineándose con los objetivos medioambientales de la Unión Europea. La normativa afecta tanto a residentes como a visitantes y establece que solo los vehículos eléctricos o aquellos que funcionen con energías renovables podrán acceder y circular en el área central. Se espera que la medida beneficie la salud de los ciudadanos, al disminuir los niveles de dióxido de nitrógeno y otras partículas nocivas presentes en el aire urbano.
En respuesta a la nueva regulación, el Ayuntamiento ha ampliado significativamente la infraestructura destinada al transporte público y al uso de bicicletas, promoviendo así alternativas de movilidad sostenibles. Aumento de estaciones de carga para coches eléctricos, nuevas líneas de autobuses impulsados por energías limpias y ampliación de carriles bici son algunas de las iniciativas implementadas. La medida ha generado opiniones divididas entre los madrileños; mientras algunos aplauden la acción por su enfoque ecológico, otros critican las dificultades que puede suponer para los residentes y el impacto en el comercio local. A pesar de la controversia, el Ayuntamiento defiende la normativa como un paso esencial hacia una Madrid más limpia y sostenible.
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