En un escenario marcado por la sombría cuenca del Ruhr, alrededor de 40.000 aficionados ingleses y más en las ciudades cercanas celebraron eufóricos el triunfo de su equipo gracias a un solitario gol de Jude Bellingham. En un encuentro caracterizado por la limitada calidad de juego, Inglaterra venció 1-0 a Serbia con un cabezazo de Bellingham, destacándose en un equipo que no logró carburar en la creación de juego y se limitó a resistir la embestida de los serbios. La falta de coordinación en la ofensiva, debido a experimentos tácticos del seleccionador Gareth Southgate, llevó al equipo a depender de la solidez defensiva y el equilibrio proporcionado por Declan Rice. Aunque carente de brillantez, el triunfo consagró a Bellingham ante su fervorosa hinchada.
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