En la reciente V asamblea ciudadana de Podemos, Ione Belarra ha sido ratificada como secretaria general del partido, asegurando el 90% del apoyo de unos 27.000 inscritos. La falta de competencia interna, debido a la ausencia de candidatos alternativos con los avales necesarios, marcó un proceso sin sorpresas en el que la participación disminuyó notablemente en comparación con la elección anterior. La exministra de Derechos Sociales enfrenta ahora el desafío de revitalizar una organización que atraviesa su momento más débil, con solo cuatro escaños en el Congreso y presencia menguante en los parlamentos autonómicos. En este contexto, Irene Montero emerge como figura clave para las elecciones generales, representando un proyecto que busca reconciliar a la izquierda alternativa con la sociedad civil y nuevos actores políticos.
A menos de una semana del lanzamiento de Irene Montero como candidata para las elecciones de 2027, la estrategia de Podemos ha sido clara: fortalecer una oposición frontal a las políticas del PSOE y proseguir una agenda más crítica con la política de defensa. Critican abiertamente lo que consideran una operación para sustituir su espacio con una izquierda más acomodaticia, que serviría a los intereses del Gobierno. En un intento por revitalizar su base, el discurso de Podemos prioriza la reactivación de movimientos sociales y la conversión del descontento, especialmente frente al aumento del gasto militar, en capital electoral. El partido está decidido a tender redes con organizaciones civiles y reforzar sus alianzas, aunque en claro distanciamiento de la estrategia de unidad propuesta por Sumar y otros sectores de la izquierda.
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