China ha decidido apostar fuerte por la tecnología de interfaces cerebro-ordenador (BCI) con el ambicioso objetivo de liderar este campo para el año 2030. Con un plan de Estado que cuenta con la participación de siete ministerios, el país asiático busca transformar la investigación básica en productos industriales listos para el mercado. Esta decisión llega en un momento en que empresas como Neuralink, de Elon Musk, han capturado la atención mundial, pero Pekín está decidida a dominar el negocio global.
Uno de los avances más destacados de China en este ámbito son los dispositivos Beinao-1 y Beinao-2, desarrollados por el Chinese Institute for Brain Research (CIBR) y su spin-off NeuCyber NeuroTech. Beinao-1, un sistema semi-invasivo e inalámbrico, ha sido implantado en cinco pacientes, permitiéndoles comunicarse mediante más de 60 palabras y frases en chino, así como manejar ordenadores y brazos robóticos con la mente. Por su parte, Beinao-2, un sistema invasivo de alta precisión, mostró en pruebas preclínicas la capacidad de un mono para controlar un brazo robótico en tres dimensiones, con un inicio de validación clínica previsto para 2026.
El desarrollo de estas tecnologías en China ha captado la atención internacional, con medios como CNN describiéndolos como el «primer lote mundial de BCI semi-invasivos inalámbricos implantados en humanos». Estos avances forman parte de una estrategia más amplia para construir una industria competitiva global en cinco años.
En contraste, Neuralink ha adoptado un camino diferente. Su dispositivo, completamente invasivo, utiliza miles de electrodos colocados directamente en el cerebro, y en 2024 logró implantar su chip en un paciente humano que pudo mover un cursor y jugar a videojuegos solo con pensamientos. Neuralink se enfoca en un avance paulatino, asegurando ensayos clínicos seguros y bajo la estricta supervisión de la FDA.
La competencia entre China y Neuralink muestra claros contrastes no solo en lo técnico, sino también en el enfoque estratégico. Mientras que China busca una industrialización rápida con apoyo estatal, Neuralink se centra en la validación regulatoria y aplicaciones médicas específicas. Esta pugna no es solo científica, sino también geopolítica, en un mercado multimillonario que abarca desde la rehabilitación médica hasta el entretenimiento y la movilidad.
A pesar de las promesas, ambos competidores enfrentan retos similares, como la biocompatibilidad de los electrodos, la ciberseguridad y las consideraciones éticas y de privacidad. El debate está abierto sobre quién liderará el campo en 2030, con China apostando por escalar rápidamente y Neuralink buscando asegurar la seguridad y eficacia en el ámbito médico.
Esta carrera plantea interrogantes sobre el futuro de un mercado global y la preparación de la sociedad para una tecnología que conecta la mente humana con las máquinas, abriendo un nuevo capítulo en el desarrollo tecnológico del siglo XXI.
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