Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció ante la comisión de la Asamblea de Madrid para abordar una investigación sobre un supuesto trato de favor recibido en la Universidad Complutense. Durante tres minutos de intervención, Gómez leyó repetidamente de un documento, negándose posteriormente a responder preguntas de los diputados del Partido Popular y Vox, amparándose en el consejo de su abogado. Pese a su reticencia a responder, defendió su trayectoria profesional de 25 años en consultoría y docencia, así como su colaboración con la Universidad Complutense en un máster y la creación de una cátedra extraordinaria en 2020, enfatizando que esta no es remunerada. Subrayó además la cantidad de acusaciones que considera infundadas en su contra, en medio de su imputación por cuatro delitos de corrupción.
La comparecencia en la Asamblea se caracterizó por momentos de tensión, con interrupciones por parte de la diputada popular Mercedes Zarzalejo, quien exigió respuestas concretas sobre la vinculación de Gómez con la universidad. A pesar de las presiones, Gómez manifestó que el procedimiento tenía un evidente objetivo político, acogiendo su derecho a no declarar ante ciertas preguntas, algunas referentes a su dirección de la cátedra sin contar con un título universitario oficial. Además, fue interrogada por cuestiones relacionadas con un software universitario y sus vínculos empresariales, pero optó por mantener silencio. Esta decisión fue observada con críticas y desafíos de los diputados, especialmente de los portavoces de Vox y del PP, en un ambiente marcado por el despliegue de un fuerte dispositivo de seguridad y un notable respaldo del partido socialista a su favor.
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