La evolución de la productividad en España está generando inquietud entre los economistas y responsables políticos del país. La preocupación radica en que, a pesar de ciertos avances tecnológicos y mejoras en algunos sectores, la productividad general no ha aumentado al ritmo deseado. Expertos señalan que una mejora insuficiente en la productividad puede tener repercusiones negativas en la competitividad del país y, en última instancia, en su crecimiento económico. Este escenario es preocupante, especialmente en un contexto global donde otras economías están adoptando innovaciones y eficiencias a un ritmo acelerado, lo que podría dejar a España en desventaja.
Paralelamente, la crisis de la vivienda en las grandes ciudades españolas podría agravar aún más este panorama. Los elevados costos de la vivienda no solo afectan a los residentes locales, sino que también podrían convertirse en un obstáculo para la atracción de trabajadores inmigrantes, fundamentales para compensar el déficit laboral en diversos sectores. La incapacidad para ofrecer opciones de vivienda asequibles a los inmigrantes podría desincentivar su llegada, limitando así un recurso vital para impulsar la economía y, potencialmente, mejorar la productividad mediante la incorporación de mano de obra joven y dinámica. Ante estos desafíos, el gobierno y las instituciones deben buscar soluciones integrales que no solo promuevan la productividad sino que también hagan frente a la urgente problemática de la vivienda.
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