En un sorprendente giro de los acontecimientos, Bashar Asad, el depuesto líder sirio, ha buscado refugio en Moscú ante el colapso de su régimen tras 24 años en el poder. La familia Asad, conocida por su lujosa vida en medio de una devastadora guerra civil en Siria, supuestamente mantiene una inmensa fortuna que supera los 60.000 millones de euros, obtenida a través de redes de empresas pantalla y cuentas en paraísos fiscales. Pese a la emergencia de nuevos liderazgos en Siria, el Kremlin ha ofrecido asilo a Asad, quien abandonó apresuradamente el país con su familia, dejando atrás una Siria devastada y con un 90% de su población viviendo por debajo de la pobreza.
La villa de Baravikha, en las afueras de Moscú, podría convertirse en el nuevo hogar de los Asad, quienes se unirían a un selecto grupo de exlíderes que han encontrado refugio en esta privilegiada zona. Aunque su destino preferido era Dubái, las autoridades locales temían que esto complicara sus relaciones internacionales. Ahora, bajo la protección del Kremlin, se espera que Asad mantenga un perfil bajo, adaptándose a su nuevo hogar lejos de los días de poder absoluto. Mientras tanto, otros miembros del clan, como Rifaat Asad, enfrentan investigaciones y posibles juicios en Europa por la masiva fortuna que acumularon durante las décadas de dictadura en Siria.
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