Bashar al Assad, el dictador que había mantenido el poder en Siria durante 24 años, ha huido del país tras una ofensiva relámpago de 11 días llevada a cabo por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que ha logrado tomar la capital, Damasco. Según ha confirmado el Ministerio de Exteriores de Rusia, al Assad habría decidido abandonar el territorio sirio y ha dado instrucciones para una transferencia de poder pacífica. Este inesperado movimiento ocurre tras negociaciones entre el líder sirio y múltiples actores del conflicto armado en la región, marcando un cambio significativo en la dinámica del poder en la República Árabe Siria.
Mientras el paradero de Bashar al Assad sigue siendo un misterio, Rusia, a pesar de ser uno de sus principales aliados, afirma no haber participado en las conversaciones que condujeron a su salida. El Kremlin, cuyo respaldo al régimen de al Assad había menguado recientemente, no ha confirmado su implicación directa en estos desarrollos. Este evento ha sacudido a la región, y se espera que las repercusiones de la retirada de al Assad dejen un impacto duradero en el panorama político de Siria. La comunidad internacional sigue de cerca la situación, esperando que las instrucciones de al Assad para un traspaso de poder pacífico se implementen sin mayores conflictos.
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