El mercado residencial muestra una clara división entre los extranjeros que pueden adquirir propiedades y aquellos que se ven obligados a alquilar debido a los elevados precios. Los precios de las viviendas han alcanzado niveles que superan considerablemente las capacidades económicas de muchos compradores internacionales, restringiendo el número de personas que pueden permitirse hacer una inversión inmobiliaria en el país. Este fenómeno se debe a varios factores, incluidos el fuerte aumento del turismo y la creciente demanda de propiedades en zonas costeras y urbanas, lo que ha generado un desequilibrio entre la oferta y la demanda.
Para muchos extranjeros, alquilar se ha convertido en la única opción viable para establecerse, ya que los costos del alquiler, aunque también elevados, son más accesibles a corto plazo en comparación con la compra. Esta situación plantea un desafío considerable tanto para los nuevos residentes como para el mercado inmobiliario, que debe adaptarse a las fluctuantes dinámicas de demanda. Las autoridades locales y los agentes inmobiliarios monitorean estrechamente las tendencias, tratando de encontrar un equilibrio que permita satisfacer las necesidades de los compradores extranjeros y al mismo tiempo garantizar la estabilidad del mercado.
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