Hansi Flick, con su cerveza sin alcohol, fue una figura destacada en la celebración del Barcelona que recorrió la ciudad desde el Spotify Camp Nou hasta el Arc de Triomf. Durante más de tres horas, diversas generaciones de aficionados se congregaron para festejar los tres títulos de la temporada: Supercopa, Copa del Rey y Liga. Los trofeos, celosamente resguardados por jugadores como Koundé y Pedri, simbolizaban el éxito del equipo. La euforia de los asistentes se vio reflejada en los entusiastas saludos y los confietis lanzados al paso del autobús. Ter Stegen, desde lo alto de la celebración, destacó la profunda conexión entre la ciudad y el club, agradeciendo el constante apoyo de los seguidores a lo largo de la temporada.
La celebración fue tanto un momento de unidad como de diversión para los jugadores. Inicialmente más calmados, con gafas de sol que desaparecieron con el transcurso del trayecto, los futbolistas se relajaron compartiendo micrófono y disfraces. Eric García se colocó un gorro de la Guardia Urbana y Raphinha lució un sombrero carnavalesco mientras otros jugadores se mostraban en pleno festejo. Los jóvenes, muchos de ellos de la cantera del Barça, vivieron sus primeros títulos con euforia, algo que resonó en la multitud. Aficionados se subieron a balcones y formaron castellers improvisados, mientras que estrellas vieron cómo la ciudad se detenía para aclamar su triunfo. Szczęsny y Lewandowski, símbolos de experiencia, contrastaron con el entusiasmo juvenil, destacando la ilusión de futuro del equipo. La fiesta en Plaça Catalunya culminó con fuegos artificiales y promesas de más victorias en las próximas temporadas.
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