La reciente dimisión de la encargada de Transición Ecológica ha sido presentada como una medida estratégica para proteger al débil gobierno de coalición en el Principado de Asturias. La salida de la funcionaria busca actuar como un cortafuegos ante la creciente «erosión» política que amenaza con desestabilizar la alianza gubernamental. Esta decisión refleja la delicada situación en la que se encuentra la administración regional, donde los conflictos y las tensiones internas podrían comprometer la ejecución de políticas vitales como las relacionadas con la transición hacia modelos energéticos más sostenibles.
El entorno político en el Principado ha estado marcado por una serie de desafíos que han puesto a prueba la cohesión del gobierno de coalición. La figura de la responsable de Transición Ecológica había sido objeto de controversia en los últimos meses, con críticas tanto dentro como fuera del ejecutivo. Su dimisión es vista como una maniobra para aliviar presiones políticas y evitar que las disensiones internas se traduzcan en una mayor inestabilidad. En este escenario, la prioridad del gobierno parece ser asegurar su continuidad y mantener un frente unido, especialmente en un contexto donde las cuestiones ambientales son cada vez más relevantes para la agenda pública.
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