Ana Botín ha logrado imponerse en la puja por la filial británica, superando la oferta de Barclays. Esta maniobra representa un movimiento estratégico significativo en el sector bancario europeo, donde la competencia por expansión internacional es intensa. La operación fue facilitada por la necesidad de Josep Oliu de deshacerse de su banca minorista en el Reino Unido, un movimiento que ocurre una década después de su adquisición inicial. La decisión viene en un momento crítico, ya que BBVA ha lanzado una OPA hostil, lo que coloca a Oliu en una posición delicada frente a sus accionistas.
En un intento por influir en la respuesta de los accionistas ante la situación de BBVA, Oliu planea distribuir un dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros. Esta medida busca fortalecer las relaciones con los accionistas y asegurar su apoyo en medio de la OPA. La estrategia de Oliu también puede interpretarse como un esfuerzo por mantener la estabilidad y el control en un mercado financiero que se encuentra en constante cambio. Estos movimientos no solo redefinen el panorama competitivo del sector, sino que también subrayan la importancia de la agilidad y la proactividad en la gestión empresarial en tiempos de incertidumbre.
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