En un sorprendente giro que ha sacudido al mundo de las criptomonedas, una billetera de Bitcoin inactiva desde 2011 ha reactivado su actividad el pasado 4 de julio de 2025, trasladando nada menos que 80.000 BTC —equivalentes a más de 8.600 millones de dólares— a nuevas direcciones. Esta operación, considerada la mayor movilización de criptomonedas antiguas en la historia de Bitcoin, ha generado inquietud, especulaciones y un leve temblor en los mercados.
Según los datos de Arkham Intelligence y confirmaciones cruzadas de plataformas como Lookonchain, la billetera —que acumuló BTC cuando el precio rondaba entre los 0,78 y los 3,37 dólares— ejecutó ocho transferencias de 10.000 BTC cada una. Las monedas proceden de «transacciones coinbase», es decir, recompensas mineras obtenidas directamente por validar bloques en los primeros días de la red.
A pesar de la magnitud de la operación, los BTC no se dirigieron a exchanges, lo que sugiere que el propietario no busca liquidar su fortuna, al menos por ahora. En su lugar, las criptomonedas fueron distribuidas en nuevas direcciones, una maniobra que podría indicar una reestructuración de seguridad o una reorganización interna de portafolio.
La identidad del dueño de la billetera sigue siendo un enigma. Algunas voces dentro de la comunidad, como la del director de Coinbase, Conor Grogan, han especulado con la posibilidad de que se trate del conocido pionero cripto Roger Ver, aunque no hay pruebas concluyentes. Según Grogan, el individuo podría haber poseído hasta 200.000 BTC en total, lo que —a precios actuales— lo convertiría en una de las cien personas más ricas del mundo, con una fortuna estimada en 22.000 millones de dólares.
El impacto en el mercado fue inmediato. En las 24 horas siguientes a la transferencia, el precio del BTC cayó un 2 %, desde los 110.000 hasta los 107.600 dólares. Aunque la caída fue moderada, refleja la sensibilidad del mercado ante movimientos de grandes tenencias inactivas.
Pero la inquietud no se limita al precio. Una transacción previa en Bitcoin Cash, detectada 14 horas antes del movimiento principal, ha levantado sospechas entre los expertos en ciberseguridad. Algunos analistas creen que esta podría haber sido una prueba para verificar acceso a las claves privadas, lo que abre la posibilidad de un compromiso de seguridad en lugar de una reactivación voluntaria del propietario original.
Lo que más llama la atención es la meticulosidad de la operación: ocho movimientos idénticos de 10.000 BTC, ejecutados de forma ordenada, durante un día festivo como el 4 de julio, y justo cuando Bitcoin coqueteaba con máximos históricos. Esta coreografía ha alimentado teorías de manipulación del mercado, reactivación de ballenas durmientes o ajustes estratégicos antes de una posible gran revalorización.
Sin embargo, la precisión y el conocimiento técnico necesarios para ejecutar esta maniobra también sugieren que fue llevada a cabo por alguien con pleno control del monedero y familiaridad con la arquitectura de la red Bitcoin.
Este suceso vuelve a poner sobre la mesa uno de los grandes misterios del ecosistema cripto: ¿cuánta riqueza está realmente activa en la red? Miles de billeteras, muchas creadas entre 2009 y 2012, siguen inactivas. ¿Pertenecen a personas que perdieron sus claves? ¿O hay más ballenas esperando el momento adecuado para emerger?
Además, plantea dudas sobre la seguridad de las primeras billeteras, el uso de protocolos de custodia primitivos y la necesidad de nuevas normas para rastrear movimientos masivos sin provocar pánicos innecesarios.
En definitiva, lo ocurrido con esta ballena dormida es mucho más que una simple anécdota: es un recordatorio del poder oculto que aún reside en las raíces de la red Bitcoin, y de cómo, incluso después de 14 años, el pasado sigue teniendo la capacidad de sacudir el presente del ecosistema cripto.