El mercado inmobiliario muestra señales claras de recuperación, impulsado principalmente por el abaratamiento del crédito, lo cual ha revitalizado la confianza de compradores e inversores. Este fenómeno se ha traducido en un incremento significativo en el volumen de dinero destinado a cada operación inmobiliaria. La mejora de las condiciones crediticias ha facilitado el acceso a financiamiento, estimulando tanto la compra de vivienda como la inversión en propiedades. Como resultado, se observa un mayor dinamismo en el sector, reflejado en el incremento de transacciones y una tendencia al alza en los precios de las viviendas, especialmente en áreas urbanas y de alta demanda.
Este renacer del mercado se produce en un contexto económico más favorable y con políticas monetarias que han mantenido bajos los tipos de interés. El efecto combinado de estas variables ha permitido a más personas calificar para préstamos hipotecarios, ampliando la base de compradores potenciales. Además, los inversores han encontrado en el sector inmobiliario una vía atractiva para generar rentabilidad, en un entorno de creciente apetito por activos seguros. Sin embargo, los analistas advierten la necesidad de monitorear el impacto de esta recuperación en el acceso a la vivienda, especialmente para segmentos de la población con menor poder adquisitivo, y la posible formación de burbujas inmobiliarias en el largo plazo.
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