En unas elecciones históricas en el país, destinadas a elegir directamente a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte, la participación ciudadana fue notablemente baja, situándose como la gran protagonista de la jornada. Pese a la innovadora intención de democratizar el proceso de selección de altos cargos judiciales, la abstención dominó el ambiente, sugiriendo un desinterés o desencanto generalizado por parte de la población hacia este nuevo método de elección. Analistas políticos apuntan que la falta de información adecuada y el complejo procedimiento electoral pudieron haber contribuido al alto número de votantes que decidieron no participar.
Las elecciones, descritas como un paso hacia una mayor transparencia en el sistema judicial, se encontraron con críticas tanto por parte de ciudadanos como de diversos sectores políticos. La falta de campañas informativas efectivas y el escaso tiempo dedicado a educar a la población sobre la importancia de estas elecciones fueron aspectos señalados como obstáculos principales para un mayor compromiso ciudadano. Mientras tanto, las autoridades continúan evaluando los resultados y contemplan mecanismos para mejorar la participación en futuras ocasiones, reconociendo la necesidad de revisar las estrategias educativas y de comunicación pública en torno a procesos electorales de esta magnitud.
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