Serguei Polunin, el renombrado bailarín ucraniano reconocido por sus tatuajes de Vladimir Putin y su abierto apoyo al Kremlin, ha sorprendido al mundo al anunciar su intención de dejar Rusia. Esta decisión se produce tras ser reemplazado en su cargo como director del Teatro de la Ópera y del Ballet de Sebastopol, un puesto de influencia en la esfera cultural del país. Polunin, quien había consolidado su reputación tanto por su talento excepcional como por su controvertida posición política, no ha especificado su destino final, aunque su partida marca un giro significativo en su carrera y vida personal.
El anuncio de Polunin coincide con un momento de crecientes tensiones internacionales y críticas hacia el régimen ruso, sugiriendo que su salida podría estar vinculada a un cambio en sus posiciones políticas o a presiones internas del entorno artístico. Conocido en el pasado por sus provocativas declaraciones y acciones, su salida del teatro podría ser vista como un intento de redirigir su carrera lejos de las repercusiones políticas. La noticia ha captado la atención de la comunidad internacional, que sigue de cerca los movimientos del artista en medio de un clima de incertidumbre sobre el futuro de las artes bajo la influencia de las políticas rusas actuales.
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