La presidenta de Madrid ha criticado duramente la manera en que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está manejando ciertos asuntos de relevancia nacional, calificándolos de «ligeros y frívolos». En su declaración, expresó su preocupación por el enfoque que, en su opinión, está adoptando Sánchez, sugiriendo que no está tratando los temas con la seriedad que requieren. Además, la presidenta hizo hincapié en las lecciones históricas, comparando la situación actual con el pasado franquista y sugiriendo que la sociedad ha pasado de una etapa de restricciones ideológicas bajo el franquismo a una nueva forma bajo el «sanchismo».
Estas declaraciones se producen en un contexto de creciente tensión política y reflejan las profundas divisiones existentes entre el gobierno regional de Madrid y el ejecutivo central. La crítica de la presidenta no solo apunta a la gestión actual, sino que también supone un ataque directo a la figura de Sánchez, destacando las divergencias políticas que parecen estar intensificándose en el país. Su alusión a las «lecciones del sanchismo» insinúa un paralelismo entre la situación política actual y las dificultades del pasado, buscando subrayar la importancia de un liderazgo más riguroso y consciente de la historia reciente de España.
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