La presidenta ha lanzado una dura acusación contra Pedro Sánchez, afirmando que ha decidido «declarar la guerra» a una fracción considerable de la población española. En una rueda de prensa que ha generado fuerte repercusión mediática, la mandataria expresó su descontento con las políticas del presidente del Gobierno, sugiriendo que estas provocan divisiones profundas dentro del país. El tono de sus declaraciones refleja una tensión creciente entre ambos líderes, en un contexto político que ya se encuentra marcado por desacuerdos en múltiples frentes. Según la presidenta, las acciones de Sánchez no favorecen la cohesión nacional, sino que, por el contrario, parecen estar diseñadas para polarizar aún más a la ciudadanía.
En paralelo, la presidenta ha dejado claro su rechazo a participar en los actos conmemorativos del aniversario de la muerte de Franco. Pronunció una frase contundente, afirmando que «sin él no es nada ni nadie», dejándolo fuera de la ecuación de importancia contemporánea. Este comentario subraya su postura de distanciamiento hacia cualquier tipo de homenaje al dictador, manteniendo su foco en los desafíos políticos actuales. Sus declaraciones refuerzan su intención de centrarse en la política presente y futura, y no en prolongar la memoria de un pasado que, según ella, no debería condicionar el contexto político actual. Con esta postura, pretende desmarcarse de cualquier asociación con el pasado franquista, marcando así una línea clara entre su administración y cualquier tipo de nostalgia por la dictadura.
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