La presidenta de la comunidad autónoma ha tomado una postura divergente respecto al líder de su propio partido, Alberto Núñez Feijóo, quien ha propuesto iniciar un diálogo con otras formaciones políticas para abordar la situación actual. En un enfático pronunciamiento, la presidenta enfatizó que únicamente los ciudadanos españoles tienen la autoridad para emitir un juicio sobre la gestión del Gobierno, marcando así una clara distancia en la estrategia política de su partido. Este comentario parece sugerir un desacuerdo con la idea de buscar consensos parlamentarios como vía para enfrentar al Ejecutivo.
Este posicionamiento llega en un momento de tensiones políticas donde las alianzas y negociaciones son cruciales para la formación de mayorías. Sin embargo, la declaración de la presidenta regional subraya la importancia de respetar el mandato popular como el principal mecanismo de censura política, remarcando que cualquier cambio debe surgir de un proceso electoral legítimo y no de movimientos entre partidos. Esta postura podría crear fricciones internas en su partido, al tiempo que resalta las diferencias estratégicas sobre cómo proceder en la actual coyuntura gubernamental.
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