La capital húngara, Budapest, se encuentra en el centro de una controversia luego de que la policía local permitiera una manifestación ultraderechista al mismo tiempo que se prohibió la marcha alternativa del Orgullo LGTBI planteada por el Ayuntamiento. Esta decisión se produce tras el veto del Gobierno de extrema derecha al Budapest Pride oficial, una medida agravada por las declaraciones del primer ministro Viktor Orbán, quien desestimó cualquier preparación para el evento. La situación ha generado críticas internacionales, con figuras como Esther Martínez, directora de Reclaim, señalando la falta de acción de la Comisión Europea como un retroceso en la protección de derechos fundamentales.
La prohibición del Orgullo LGTBI en Hungría se enmarca en una serie de medidas legislativas lgtbifóbicas impulsadas por el gobierno de Orbán. Durante los últimos años, se han adoptado leyes que limitan la visibilidad y los derechos del colectivo, como la conocida «ley de propaganda» que prohíbe la exhibición de símbolos LGTBIQ+ en espacios públicos. Paralelamente, grupos nacionalistas de extrema derecha, como el Movimiento juvenil por los 64 condados (HVIM), han aprovechado la coyuntura para organizar actos paralelos que buscan confrontar las manifestaciones a favor de los derechos LGTBIQ+. La presencia de líderes políticos europeos y la atención mediática subrayan la preocupación por un posible efecto contagio en otros países de la región.
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