En Argentina se ha intensificado un conflicto en torno al derecho a leer, centrándose en la controversia alrededor de cuatro libros que han sido acusados de contener contenido supuestamente pornográfico. Una fundación presentó una demanda judicial solicitando que estos libros sean retirados de las escuelas en Buenos Aires, sumándose a esta cruzada el gobierno encabezado por Javier Milei, que ha adoptado el lema “¡Con los chicos no!” como parte de su campaña contra la sexualización de menores. En respuesta a estas acusaciones, más de 120 escritores se congregaron en el Teatro Picadero, un lugar emblemático de resistencia cultural durante la dictadura, para una lectura multitudinaria de los textos cuestionados, incluyendo “Cometierra” de Dolores Reyes y otras obras bajo ataque.
La lectura simbólica en el teatro fue un acto de defensa de la libertad literaria y una respuesta contundente a una denuncia legal que busca retirarlos del currículum educativo. El evento se destacó no solo por la participación de reconocidos autores como Claudia Piñeiro y Martín Kohan, sino también por el fervor de los asistentes que portaban los polémicos libros. A nivel político, esta situación ha escalado a un debate de mayor envergadura, reflejando tensiones similares a las vividas en otras partes del mundo, como Estados Unidos, donde se ha implementado la censura de más de 4.000 títulos en el último año. En Argentina, el tema se torna aún más complejo con las amenazas personales recibidas por la autora Dolores Reyes, quien, con valentía, ha enfrentado la campaña de odio defendiendo no solo su obra, sino el derecho a la lectura y a una educación enriquecida por la diversidad cultural.
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