El primer ministro de Australia ha acusado a la República Islámica de estar detrás de una serie de ataques recientes, incluyendo uno contra una sinagoga en Melbourne y otro dirigido a un restaurante en Sídney. En declaraciones oficiales, calificó estos incidentes como «extraordinarios y peligrosos actos de agresión», destacando la creciente preocupación por la seguridad nacional. Las autoridades australianas están trabajando estrechamente con agencias internacionales para investigar los vínculos detrás de estos actos, que según el primer ministro, no solo amenazan la estabilidad interna sino también las relaciones diplomáticas.
La respuesta del gobierno incluye un incremento significativo de las medidas de seguridad y una revisión exhaustiva de la inteligencia disponible. Mientras tanto, las comunidades afectadas por los ataques han expresado temor e incertidumbre, exigiendo mayor protección y respuestas claras de las autoridades. Este escenario plantea un desafío diplomático considerable, ya que el gobierno busca equilibrar su política exterior mientras asegura la paz en su territorio. La comunidad internacional sigue de cerca la situación, observando cómo Australia maneja esta compleja crisis.
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