Durante el embarazo, es inevitable que el cuerpo femenino experimente transformaciones importantes, muchas de ellas necesarias para la correcta gestación, pero no todas son bienvenidas. Entre las molestias que pueden surgir, la aparición de varices se destaca como una de las complicaciones más frecuentes. Según el Dr. José María Egaña, jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular de Policlínica Gipuzkoa, se estima que entre un 23% y un 25% de las mujeres desarrollan varices tras su primer embarazo, aumentando este porcentaje hasta un 33% en aquellas con múltiples gestaciones.
La causa principal es el aumento de estrógenos y progesterona, hormonas que, junto con el crecimiento uterino y el incremento de peso, favorecen la dilatación de las venas y la consecuente acumulación sanguínea. Las varices, aunque inicialmente puedan parecer una mera preocupación estética, ocultan riesgos más serios como la posibilidad de desarrollar trombosis y, en casos extremos, embolia pulmonar.
El Dr. Egaña subraya la importancia de la prevención para mitigar estos riesgos. Establecer hábitos saludables es crucial: mantenerse hidratada, practicar ejercicio moderado y controlar el peso son medidas esenciales. Además, se aconseja evitar permanecer mucho tiempo en la misma posición y descansar con las piernas elevadas para mejorar la circulación. Las medias de compresión elástica juegan también un papel vital en la prevención de la tromboflebitis.
La dieta también es una aliada en la protección vascular. Alimentos ricos en flavonoides, como los cítricos y las uvas, resultan beneficiosos, así como evitar la exposición directa al calor en las piernas. La vigilancia del peso durante el embarazo es otro factor a considerar para minimizar la presión sobre las venas.
Asimismo, se recomienda prestar atención a la postura durante el descanso nocturno. Dormir sobre el lado izquierdo, especialmente en el tercer trimestre, puede aliviar la presión sobre la vena cava inferior, mejorando así la circulación y reduciendo la congestión venosa en las extremidades.
Estos cuidados, señala el Dr. Egaña, no solo buscan minimizar los inconvenientes estéticos de las varices, sino más importante aún, garantizar un embarazo saludable, reduciendo los riesgos potenciales asociados a esta condición. La prevención y el mantenimiento de un estilo de vida saludable son la mejor estrategia para enfrentar este desafío común durante la gestación.