En la terminal, aproximadamente 500 personas sin hogar han transformado los accesos en un espacio de residencia temporal, lo que ha generado preocupaciones sobre la seguridad y la salud pública. Esta situación ha dado lugar a fricciones con los empleados de la terminal, quienes describen el ambiente como caótico y perturbador. «Van de un lado a otro como zombis», comentan, señalando cómo la presencia constante de indigentes afecta el funcionamiento diario y genera un clima de inestabilidad.
La acumulación de personas sin hogar no solo complica el tránsito de pasajeros, sino que también incrementa los riesgos sanitarios por la falta de instalaciones adecuadas para su higiene y bienestar. Las autoridades enfrentan el desafío de encontrar soluciones eficaces que equilibren la necesidad de asistencia humanitaria con el mantenimiento del orden y la seguridad en el lugar. Mientras tanto, los empleados y usuarios de la terminal piden una intervención urgente para resolver esta situación inquietante.
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