El intenso calor en España ha llevado a un aumento inusual de los niveles de ozono troposférico, un contaminante problemático agravado por las altas temperaturas y la radiación solar. Según el coordinador de Ecologistas en Acción, Miguel Ángel Ceballos, los registros actuales de junio posicionan a este mes como el más cálido desde 1961, lo cual incrementa los riesgos para la salud, especialmente en grupos vulnerables como niños, ancianos y personas con afecciones cardiorrespiratorias. La formación del ozono se produce por reacciones químicas entre contaminantes y la radiación solar, por lo que su concentración tiende a crecer en verano. Sin embargo, las alertas por ozono este año comenzaron anormalmente temprano en regiones como el País Vasco, Madrid y Cataluña, con críticas a la falta de comunicación adecuada por parte de las autoridades locales para que la población pueda tomar medidas.
Mientras que la calidad del aire en general mostró una mejora en 2024, con una reducción de partículas contaminantes respecto a años anteriores, las cifras de ozono siguen preocupando. Madrid fue especialmente afectada por este contaminante durante el verano pasado, superando el límite legal vigente. A esto se suma el hecho de que un 63,7% de la población española respiró aire contaminado en 2024, superando los nuevos límites establecidos para 2030 por la UE. La contaminación también tiene un impacto notable en la vegetación en un 81,2% del territorio español según el informe de Ecologistas en Acción. A pesar del progreso en energías renovables, la contaminación del aire en España sigue siendo un desafío, implicando riesgos significativos para la salud pública y el medio ambiente.
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