En Estados Unidos, los casos de tuberculosis han experimentado un inquietante aumento tras un prolongado período de declive. Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en 2024 reveló que los casos de tuberculosis aumentaron un 8% respecto al año anterior, alcanzando su cifra más alta en 12 años con 10,347 casos reportados. Factores como el aumento de los viajes post-pandemia, problemas de salubridad relacionados con la Covid-19 y una escasez de medicamentos entre 2021 y 2023 han contribuido a este rebrote. Especialmente afectadas son las personas no nacidas en el país, con un predominio en la comunidad latina, siendo California el estado más afectado. Aunque con ratios relativamente bajos, los brotes actuales, como los de Kansas City, Alaska y Hawái, generan preocupación por su potencial de expansión, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas.
La tuberculosis, una enfermedad contagiosa provocada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, principalmente afecta los pulmones, pero también puede atacar otras partes del cuerpo, como el cerebro y los riñones. Esta enfermedad es la más mortífera a nivel global entre las infecciones, aunque no se propaga con la misma rapidez que la Covid-19, ya que requiere un contacto prolongado con la persona infectada. El tratamiento temprano es crucial para evitar que la enfermedad inactiva se convierta en activa y contagiosa. A pesar de la existencia de vacunas, como la BCG, no se recomiendan ampliamente en Estados Unidos debido a los bajos riesgos de infección y a su efectividad variable en adultos. Los expertos subrayan la importancia de completar los tratamientos para prevenir resistencias y destacan las medidas preventivas necesarias en espacios de alto riesgo.
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