En los últimos 15 años, las agresiones a profesionales de la salud han aumentado notablemente, registrando un alarmante incremento del 81%, de acuerdo con los datos proporcionados por el Observatorio Contra las Agresiones de la Organización Médica Colegial (OMC). Este preocupante fenómeno se manifiesta con mayor intensidad en regiones como Ceuta, Extremadura y Melilla, donde las tasas se disparan por encima de la media nacional. Un análisis más detallado revela que la atención primaria es especialmente vulnerable, concentrando casi la mitad de los incidentes reportados, lo que sugiere un entorno laboral cada vez más hostil para los médicos y personal sanitario en estos centros.
Diversos factores parecen contribuir a esta situación, desde la sobrecarga y el stress derivado de la escasez de recursos, hasta el incremento de pacientes que enfrentan largas esperas para recibir atención. Este panorama, que no muestra señales de mejora, demanda la implementación urgente de medidas de prevención y protección para el personal sanitario. Especialistas del sector claman por políticas efectivas que combatan esta tendencia, incluyendo la mejora de las condiciones laborales y el refuerzo de la seguridad en los centros de salud, con el fin de garantizar un ambiente seguro que permita a los profesionales realizar su trabajo sin temor de ser víctimas de violencia.
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