El tabaquismo en España ha alcanzado un mínimo histórico con solo el 33,8% de la población fumando actualmente, según cifras recientes. Este descenso refleja una tendencia sostenida a la baja, impulsada por campañas de salud pública que promueven estilos de vida más saludables y restringen áreas de consumo de tabaco. Las políticas antitabaco, como la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados y la ampliación de áreas libres de humo, han jugado un papel crucial en la reducción de la prevalencia del tabaquismo, disminuyendo los riesgos asociados para la salud pública. Aunque todavía queda camino por recorrer hacia un menor porcentaje de fumadores, estos números muestran avances significativos en el combate contra este hábito.
Sin embargo, el descenso en el porcentaje de fumadores plantea nuevos desafíos para las autoridades sanitarias, que ahora deben centrar sus esfuerzos en alcanzar sectores de la población más resistentes al cambio, como ciertos grupos de adultos y jóvenes. Además, el auge del mercado de cigarrillos electrónicos y otros sistemas de administración de nicotina, como el vapeo, introduce nuevas variables en el combate contra el tabaquismo, obligando a las autoridades a adaptar sus estrategias. Aun así, los datos recientes son un indicativo positivo de que las políticas implementadas están logrando un impacto, y continúan aportando a la reducción de enfermedades relacionadas con el tabaquismo y a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
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