En una noche marcada por el caos y la violencia, se registraron 43 detenciones tras una serie de enfrentamientos en las calles. Los incidentes comenzaron cuando un grupo de individuos protagonizó actos vandálicos en varias zonas de la ciudad, resultando en numerosos comercios saqueados y coches incendiados. Estos acontecimientos dejaron varios heridos, tanto entre los participantes en los disturbios como entre los agentes de policía que intentaban controlar la situación. La tensión no tardó en escalar, y se vieron forzados a intervenir para dispersar a las multitudes.
La violencia también se extendió hacia las fuerzas del orden, quienes sufrieron agresiones físicas mientras trataban de restablecer el orden. Durante las confrontaciones, los manifestantes utilizaron objetos contundentes y pirotecnia contra los agentes, complicando aún más su labor. A medida que la noche avanzaba, las autoridades lograron contener la situación, pero las secuelas de los disturbios fueron evidentes en las calles: establecimientos dañados, vehículos calcinados y una sensación de incertidumbre en la población. Las autoridades han iniciado investigaciones para identificar a los responsables y prevenir futuros incidentes de esta naturaleza.
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