La situación actual de Naturgy se ha vuelto insostenible, complicándose al punto de amenazar con hacer la compañía «ingobernable». Tras la retirada de Taqa, la energética de Abu Dabi, la búsqueda de un nuevo socio se ha convertido en una prioridad absoluta para Criteria, el holding de La Caixa. A pesar de los esfuerzos del presidente de Naturgy, Francisco Reynés, no se ha logrado encontrar un sustituto viable que impulse la compañía hacia adelante. La venta del 41% que posee los fondos CVC y BlackRock, así como el 16% de IFM, ha sido un lastre para los planes de gestión de Criteria. El intento del ‘proyecto Géminis’ para separar los negocios regulados y liberalizados no tuvo éxito y con la oposición de Teresa Ribera, el plan quedó relegado. Con Taqa fuera de escena, se contemplan diversos socios potenciales, aunque ninguno ha tomado acción debido al complejo entorno de negociación sobre el precio y la estructura de control.
En medio de este estancamiento, el Gobierno ha intervenido para buscar una solución que involucre a Repsol y el aumento de participación de IFM. Sin embargo, la opción de que Repsol tome una participación significativa choca con problemas potenciales de ser interpretada como una operación concertada, lo que obligaría a lanzar una OPA por el 100% de Naturgy. Además, la oposición de Isidro Fainé, cabeza de Criteria, a trabajar con Repsol debido a rencillas pasadas con el presidente de esta, Antonio Brufau, complica aún más la situación. Paralelamente, el PNV, con influencia sobre Repsol a través de su ex presidente Josu Jon Imaz, demanda que Naturgy invierta más en el País Vasco, lo que se suma a la ya de por sí compleja maraña de intereses. Con el tiempo en contra, Naturgy batalla para encontrar una salida que complazca a todos los actores involucrados.
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