En el imponente Rose Bowl de Pasadena, el enfrentamiento entre el Atlético de Madrid y el PSG en el Mundial de Clubes de la FIFA se presentó con toda la pompa al estilo estadounidense, similar a la presentación de jugadores en la NBA. Con una asistencia récord de 80,619 espectadores, el evento puso de manifiesto el interés por el fútbol en el mercado norteamericano. Sin embargo, el Atlético sucumbió ante el PSG, que mostró una actuación arrolladora, evidenciando la incapacidad del equipo de Simeone para contrarrestar la presión impuesta por los franceses. Esta derrota pone en aprietos al equipo español en su intento de avanzar en el campeonato.
El técnico del Atlético, Diego Simeone, reconoció las deficiencias de su equipo, especialmente en el primer tiempo, donde fallaron pases clave y no lograron aprovechar las oportunidades. A pesar de un segundo tiempo con algo de mejoría, la expulsión de Lenglet complicó aún más las cosas. La derrota no solo iguala la peor goleada en la era de Simeone, sino que también obliga al Atlético a obtener victorias en sus próximos encuentros contra equipos locales en Seattle y Los Ángeles para tener posibilidades de pasar a octavos. El desafío queda en demostrar resiliencia y corregir errores ante la presión en este torneo que es un escaparate crucial para el club en el creciente mercado del «soccer» en Estados Unidos.
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