El mercante ruso Ursa Major se hundió el pasado 23 de diciembre en el mar Mediterráneo tras sufrir una serie de explosiones a bordo, situación que la compañía propietaria, Oboronlogistika, califica como un «ataque terrorista planificado». Según un comunicado emitido por la empresa y recogido por medios rusos, el incidente se produjo a las 13:50 hora de Moscú (10:50 GMT) cuando el buque navegaba en aguas internacionales. De los 16 tripulantes a bordo, 14 fueron rescatados y trasladados a Cartagena, España. Las explosiones ocurrieron en el lado de estribor en la zona de la popa, dejando dos marineros desaparecidos y provocando el posterior hundimiento del barco. El gobierno ruso ha iniciado una investigación penal para determinar las circunstancias del incidente, mientras que en la zona se encuentra el buque Clara Campoamor, monitoreando posibles riesgos de contaminación marina.
El Ursa Major había zarpado desde San Petersburgo y tenía como destino el puerto de Vladivostok, con una llegada programada para el 22 de enero. Las pesquisas, a cargo del Comité de Investigación de la Federación de Rusia, buscan esclarecer las posibles violaciones a las normas de seguridad en el transporte acuático, y están colaborando estrechamente con el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso. Hasta el momento, las autoridades no han proporcionado más detalles sobre el paradero de los dos tripulantes desaparecidos. Mientras tanto, el carguero, que operaba bajo la bandera de Antigua y Barbuda y contaba con 15 años de antigüedad, permanece en el fondo del Mediterráneo, agregando tensiones a las ya frágiles relaciones en la región.
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