El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha reaccionado con contundencia al atentado sufrido por Miguel Uribe, precandidato de la oposición, con una declaración que rememora dolorosos episodios del pasado. «Quieren matar al hijo de una árabe en Bogotá», afirmó Petro, evocando la trágica muerte de la madre de Uribe, Diana Turbay, quien falleció en 1991 mientras estaba secuestrada por el narcotraficante Pablo Escobar. La referencia busca destacar la sombría continuidad de la violencia en Colombia, que no distingue entre filiaciones políticas o herencias personales.
El atentado contra Uribe resalta las tensiones que persisten en el país, donde la violencia política sigue siendo una amenaza latente. La reacción del presidente, lamentando el ataque y pidiendo un cese a la violencia en «el corazón del mundo», refleja una nación dividida que lucha por desprenderse de su pasado violento. Este incidente y las palabras de Petro subrayan la urgencia de encontrar soluciones pacíficas y crear un ambiente político seguro en el camino hacia las próximas elecciones.
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