Rusia ha intensificado su ofensiva en Ucrania con un ataque masivo durante la madrugada, utilizando drones y misiles balísticos que cruzaron el país. La capital, Kiev, fue uno de los principales objetivos, resultando en la muerte de al menos dos personas, incluyendo un niño de un año. Los ataques también provocaron incendios, alcanzaron el edificio del Gabinete de ministros y dejaron 17 personas heridas, entre ellas, una mujer embarazada. Las sirenas de alerta sonaron durante toda la noche, y las columnas de humo aún eran visibles al amanecer, testimonio del impacto devastador en la infraestructura. En otras ciudades como Zaporiyia y Dnipró, también se registraron heridos y destrozos. La ofensiva rusa, utilizando drones Geran-2 y misiles Iskander, buscó saturar las defensas ucranianas antes de lanzar los misiles.
Este ataque supone un nuevo obstáculo en las negociaciones de paz, apenas tres semanas después de la reunión entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia en Alaska. Donald Trump ha expresado su decepción ante Putin por no avanzar en el diálogo, mientras que Rusia desafía las promesas de seguridad de la Coalición de Voluntarios hacia Ucrania, integrada por más de 30 países. En el frente, Rusia ha concentrado alrededor de 100,000 soldados cerca de Donetsk, buscando avanzar en la provincia de Donbás. Las tensiones aumentan, y la posibilidad de un despliegue de tropas de interposición internacional se enfrenta a la amenaza rusa de considerar a cualquier soldado occidental como un “objetivo legítimo”.
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