Durante la noche del sábado, Moscú intensificó su ofensiva militar, impactando diversas infraestructuras en lo que se describe como uno de los ataques más significativos en las últimas semanas. Entre los blancos se encontraban un hospital militar, un centro comercial y varios vecindarios residenciales, lo que ha dejado un saldo de al menos 27 personas heridas, algunas de ellas en estado crítico. Este bombardeo no solo ha causado alarma entre la población civil, sino que ha sido ampliamente condenado por la comunidad internacional, que ve este incremento de hostilidades como un obstáculo significativo para cualquier progreso diplomático en la región.
Las autoridades locales han iniciado labores de rescate y evaluación de daños, intentando restablecer los servicios básicos en las áreas más afectadas. Mientras tanto, la respuesta internacional no se ha hecho esperar, con múltiples llamados para una cesación inmediata de las hostilidades y el respeto a los derechos humanos por parte de Moscú. Analistas de defensa y expertos en relaciones internacionales advierten que este incremento en los ataques podría desencadenar una escalada de la violencia, poniendo en riesgo no solo la estabilidad regional sino también la paz global.
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