En Doha, se ha alcanzado un acuerdo de alto el fuego entre Hamás e Israel tras 15 meses de conflicto que han dejado cerca de 47.000 muertos. El pacto, estructurado en tres fases de 42 días cada una, busca cesar los enfrentamientos en la Franja de Gaza. La primera fase comenzará con el cese de los combates, la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel al límite de Gaza, y la llegada de 600 camiones diarios de ayuda humanitaria. Hamás se compromete a liberar a 33 rehenes, incluyendo mujeres y niños, mientras que Israel corresponderá liberando a prisioneros palestinos. Las negociaciones críticas durante esta fase determinarán la viabilidad de la tregua, con encuentros pautados en el día 16 para discutir el futuro gobierno de Gaza, un tema delicado ya que Israel se opone a que Hamás mantenga el control.
Las siguientes fases contemplan pasos significativos, aunque complejos, hacia una paz duradera. En la segunda fase, se busca una «calma sostenible», con la liberación de los rehenes masculinos por parte de Hamás a cambio de más prisioneros palestinos y la retirada total de las fuerzas israelíes. Finalmente, en la tercera fase, Israel y Hamás se preparan para el intercambio de restos de sus combatientes y rehenes fallecidos, en paralelo a la implementación de un plan internacional de reconstrucción de Gaza que podría durar entre tres y cinco años, además de la reapertura de los pasos fronterizos. Estos sucesos constituyen un delicado avance hacia la paz, con la comunidad internacional observando de cerca la evolución de este complejo proceso.
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