En un giro inesperado de los acontecimientos, Bashar Asad, presidente de Siria, y su familia han encontrado refugio en Moscú, según confirmaciones oficiales del Kremlin. El traslado se da en medio de una situación convulsa en Damasco, que ha caído bajo control rebelde, marcando un cambio significativo en la dinámica del conflicto sirio. Los movimientos del avión que los transportó desde Damasco estuvieron envueltos en misterio, con un cambio de dirección inesperado cerca de Homs antes de desaparecer de los radares, alimentando tanto especulaciones sobre su destino final como rumores infundados de un posible derribo. Aunque Rusia era uno de los destinos potenciales junto a Emiratos Árabes Unidos, finalmente el Kremlin ha ofrecido asilo, destacando el papel decisivo que ha jugado el país en el apoyo a Asad desde 2015.
Mientras tanto, en un importante símbolo de cambio, Mohammed al Jolani, líder del grupo rebelde Hayat Tahrir al Sham, realizó una aparición pública en Damasco, dirigiéndose a sus seguidores desde la emblemática mezquita de los Omeyas. Celebrando lo que denominó «una victoria para todos los sirios», al Jolani criticó duramente el legado de Asad, remarcando las injusticias del régimen. En paralelo, líderes de la oposición siria han garantizado a las autoridades rusas la seguridad de sus bases militares y embajadas en Siria, reflejando una cuidadosa gestión de la transición política en curso. Las circunstancias actuales han dejado en el aire el futuro de las instalaciones rusas en Siria, aunque por el momento, parece que continuarán operativas.
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