Utilizada en la medicina tradicional ayurvédica, esta sustancia actúa como un adaptógeno, es decir, ayuda al cuerpo a regularse sin funcionar como un estimulante artificial ni como un sedante puro. Su capacidad para equilibrar el organismo la ha hecho popular en prácticas de salud holísticas. No obstante, a pesar de su uso continuo, aún falta literatura científica que respalde de manera contundente sus supuestos beneficios.
Actualmente, la ausencia de investigaciones concluyentes genera cautela en la comunidad médica y científica. Mientras que los defensores de la medicina ayurvédica continúan promoviendo su uso, los expertos insisten en la necesidad de estudios más rigurosos para garantizar tanto su eficacia como su seguridad. Esta brecha en la evidencia científica plantea un desafío para su adopción generalizada en sistemas de salud más convencionales.
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