El Kremlin lanzó una nueva versión del festival Intervisión, como un contrapunto a Eurovisión tras la suspensión de Rusia debido a su invasión de Ucrania en 2022. El evento comenzó con una presentación virtual que pretendía ser un golpe propagandístico contra Occidente, pero resultó ser un fracaso en términos de impacto y originalidad. La organización estuvo a cargo de la Administración Presidencial de Vladímir Putin, sin la participación de profesionales del mundo de la televisión. Participaron 23 artistas invitados de países amigos de Rusia. Sin embargo, problemas como la cancelación de la cantante estadounidense Vassy debido a presiones políticas y la retirada del productor estadounidense Araz Mamet, reflejaron las tensiones políticas detrás del evento.
La velada, vista como una plataforma de propaganda del Kremlin, estuvo fuertemente controlada, con discursos de figuras políticas como el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, y una apertura por parte de Vladímir Putin, quien resaltó los «valores tradicionales». Durante el evento, el público coreó en apoyo a Rusia, en un ambiente donde predominaban las banderas nacionales y se evitaba cualquier señal de diversidad sexual. Intervisión, a pesar de intentar proyectarse como una competencia global, mostró ser una expresión más del control ruso, contrastando con la diversidad representada en Eurovisión. Mientras tanto, el proyecto sigue bajo el control de figuras de confianza del régimen, como Serguéi Kiriyenko y Dmitri Chernyshenko.
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