En Torremolinos, Málaga, una farmacia, anteriormente notable por su relevancia en la zona turística, se ha convertido en el epicentro de una operación de tráfico ilegal de medicamentos. Con una facturación anual que asciende a cinco millones de euros, la farmacia ocultaba una actividad ilícita que finalmente fue desenmascarada gracias a una inspección rutinaria por parte de la Consejería de Salud. Los inspectores descubrieron grandes cantidades de Tramadol, un opiáceo que, aunque legal para tratar el dolor moderado, puede generar adicción y euforia. La magnitud del suministro encontrada era inusitada para el área, lo que levantó sospechas de un vasto mercado clandestino. La Fiscalía, alertada por el informe de la Consejería, activó a la Policía Nacional, lo que llevó al descubrimiento de una extensa red de distribución ilegal que operaba no solo en la Costa del Sol, sino que enviaba el medicamento a países tan lejanos como Libia y distintas regiones de Oriente Medio.
La operación policial, liderada por el Grupo II de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría Local de Torremolinos-Benalmádena, logró esclarecer el modus operandi de la red. El farmacéutico, hombre de 58 años, aprovechaba su negocio legítimo para camuflar las operaciones ilícitas, auxiliado por un empleado de confianza. Juntos, realizaban numerosos pedidos pequeños de Tramadol para no levantar sospechas. La trama no solo implicaba la comercialización de este analgésico, sino que también abarcaba otros productos vendidos en Asia y el norte de África. Las autoridades detuvieron a cinco personas en relación con este escándalo, incluyendo al titular de la farmacia y un ciudadano libio que fungía como intermediario con documentación falsa proveniente de Colombia. Esta operación desmantela una estructura que se estima había operado al menos cinco años, generando significativos beneficios a través del tráfico clandestino de medicamentos, lo que ha llevado a cargos por delitos contra la salud pública y blanqueo de capitales.
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