Se ha anunciado que el Instituto Francés, ubicado en la calle Moià, será objeto de una modificación arquitectónica significativa: la adición de una escalera exterior para acceder a la residencia del cónsul en la última planta. Este edificio, diseñado por J. A. Coderch, es conocido por su diseño simple pero elegante, destacándose por sus ventanas verticales estrechas y revestimiento de baldosas colocadas en sentido vertical, características comunes en las obras tardías del arquitecto. La noticia de las modificaciones ha suscitado opiniones divididas entre los participantes de un reciente debate en el CoAC, quienes discuten sobre la autoría y la intervención en el patrimonio arquitectónico contemporáneo.
El debate gira en torno a la compatibilidad entre preservar la integridad original de las obras y la necesidad de adaptarlas a nuevos usos. En este contexto, se propone la construcción de una escalera exterior, evocando intervenciones anteriores de Coderch como la ampliación de la Escuela de Arquitectura de Barcelona. La solución planteada sugiere inspirarse en otras obras del autor, utilizando elementos como la cerámica vertical para mantener la coherencia estética y arquitectónica. Este enfoque plantea la arquitectura como un documento vivo, acumulando capas de modificaciones que enriquecen su historia, sugiriendo que el patrimonio puede ser manejado no solo mediante normas, sino a través de soluciones que respeten y continúen el legado del autor.
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