Gustavo Petro ha decidido nombrar a Armando Benedetti como nuevo ministro de Interior de Colombia, a pesar de las numerosas resistencias internas que surgieron entre sus ministros y asesores, quienes no deseaban compartir gabinete con Benedetti. La controversia se centra en el hecho de que Benedetti tiene antecedentes judiciales y una denuncia de violencia de género durante su periodo como embajador, lo cual ha generado una crisis en el Gobierno con la renuncia de más de 25 altos cargos. Sin embargo, Petro confía en la capacidad de Benedetti para impulsar las reformas que no han prosperado en el Congreso hasta ahora, respaldándolo bajo la premisa de que merece una segunda oportunidad. Esta decisión no solo ha generado divisiones dentro del gabinete, sino que también ha avivado críticas en la opinión pública y entre las facciones opositoras.
A pesar de las tensiones, hay un sector que ve a Benedetti como el líder idóneo en tiempos tan turbulentos, aunque se evita expresarlo abiertamente. Benedetti, quien jugó un papel clave en la campaña electoral de Petro, ahora asume un rol más activo para concretar cambios significativos, como la polémica reforma a la Salud y la Laboral. Su influencia ha crecido rápidamente desde que ingresó a la Casa de Nariño hace solo tres meses, tras haber estado en Roma como embajador y superar un periodo de rehabilitación. Su nombramiento, que se considera un intento de Petro por reorganizar su equipo y dirigir un giro estratégico en su administración, ha generado intensos debates sobre la naturaleza progresista del actual gobierno, especialmente dado el pasado político de Benedetti y las reservas del movimiento feminista respecto a sus antecedentes personales.
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